Está demostrado cientificamente que los olores influyen en nuestra manera de sentir, evocan emociones, recuerdos, contrarrestan el estrés y reducen la presión arterial, entre otros efectos. Por eso, en aromaterapia utilizamos aceites esenciales para ayudarte si tienes problemas emocionales.
Rara vez nos damos cuenta de lo fuertemente que los olores que nos rodean afectan la forma en que nos sentimos. Perfumamos nuestros cuerpos y echamos ambientador en nuestros hogares porque nos gusta oler bien, nos hace sentirnos bien. Nunca dejamos de preguntarnos por qué.
Para explicar cómo los olores, y en particular los aceites esenciales, que son sustancias altamente olorosas, nos pueden afectar de esta manera primero debemos explorar las conexiones entre el sentido del olfato y el cerebro o el sistema nervioso.
El olfato y el tacto son nuestros sentidos más primitivos, los primeros en formarse, y son los más propensos a cargarse de asociaciones instintivas.
El olfato tiene su base en una de las áreas más antiguas del cerebro, el área límbica. Esta parte de nuestro cerebro se ocupa de muchas actividades vitales para la supervivencia: sueño, respuesta sexual, hambre, sed, memoria y también olor.
Así, el sistema límbico contiene los principales centros de memoria y olfato, estos centros son las mismas áreas. Esto explica por qué el olor está tan fuertemente ligado a la memoria, por qué un cierto perfume siempre te recuerda a tu tía favorita, el olor a fresco, pino en el monte te transporta directamente a tus vacaciones esquiando o el olor a curry te trae a la mente la India.
Para el hombre primitivo el olor era esencial para la supervivencia individual, la del clan y la de la raza. El olfato llevaba a los cazadores a su cena.
Hoy se sabe que el bebé nada más nacer, "reconoce" a su madre por el olfato, por el olor de ésta.
Por el olfato elegimos pareja y si no nos gusta el olor de una persona, el rechazo puede ser tan fuerte, profundo que no se puede abrir a una relación sexual. Los animales primero se huelen antes de copular. Lo más animal de nosotros es el olfato.
Parece que en el hombre moderno la asociación de ideas y recuerdos con olores puede llegar a ser muy potente y no se puede romper fácilmente porque sí, porque nos convenga disolver esa asociación.
Si tenías miedo a un profesor que llevaba cierto perfume, es probable que hoy te sientas ansioso cuando te encuentres ese olor de nuevo, a pesar de que seas perfectamente consciente de que la situación actual no es una amenaza para ti. Te puedes sentir “irracionalmente” mal hacia cualquier persona que use ese perfume, aunque sepas intelectualmente que él o ella no te ha hecho nada para que tu reacción sea tal. Ese olor ha dejado una huella tan profunda, tan fuerte que la razón queda inhabilitada, no puede hacer nada. Ese olor ha quedado condicionado negativamente y su influencia persiste a pesar de que te digas lo contrario, a pesar del paso del tiempo y de tu madurez actual.
De igual manera olores asociados a momentos felices de nuestra vida o a gente que nos gusta mucho nos hacen sentir relajados, felices, por asociación, ese olor nos transporta, nos lleva a esos momentos de felicidad.
No es casualidad que muchos de los aceites esenciales considerados como antidepresivos sean el producto de flores de verano: rosa, jazmín y geranio, por ejemplo. A un nivel profundo e inconsciente evocan días calurosos y soleados, jardines, quizás vacaciones y, para la mayoría de la gente, son asociaciones felices.
Los olores en la aromaterapia
Una de las razones por las que un aromaterapeuta siempre debe asegurarse de que al cliente le gusta el aceite o la mezcla de aceites que se utilizarán en el tratamiento es que el cliente siempre seleccionará los aromas que, para él/ella, tienen las asociaciones más felices (incluso si él / ella ha no tiene ni idea de que ésta es la razón por la que le gusta más el olor), o lo que él / ella necesita.
Si parte del efecto psicológico de los aceites esenciales se debe a su olor, no podemos esperar que su efecto sea completo si la persona los percibe como desagradables. Podemos esperar que el jazmín o la rosa tengan el efecto terapéutico más pronunciado.
A través del sentido del olfato, las esencias tienen un efecto directo y rápido sobre la mente.
Cuando se inhala un olor éste se transforma en un mensaje nervioso que entra en el sistema límbico, hipotálamo y a partir de aquí en otras partes del cerebro.
Los olores sedantes, como la lavanda, mejorana, camomila…estimulan un área del cerebro, el núcleo del rafe, que libera serotonina y, entre otras funciones, ésta regula, equilibra el estado de ánimo, alivia la ansiedad, el estrés, hipertensión, insomnio, irritabilidad, enfado…
Los olores afrodisíacos, como el pachuli o el jazmín, estimulan otra parte de nuestro cerebro y así, se secretan endorfinas. Estas son analgésicas y pueden provocar la libido.
Aromas estimulantes como el romero, la menta… hacen que se secrete una sustancia cuyo efecto es el de hacernos despertar, estimularnos.
Cada esencia tiene su propia personalidad, su propia lista de atributos, cualidades y esto se puede utilizar para hacernos sacar ciertas cualidades en nosotros, para ayudarnos en nuestras flaquezas y debilidades.
La acción de las esencias en la mente
Para la ansiedad, tensión nerviosa, son de gran ayuda la lavanda, bergamota, manzanilla, geranio, jazmín, mejorana, melisa, neroli, rosa, sándalo, ylang-ylang, benjuí.
Si te encuentras baja/o de ánimo, ves las cosas con una tonalidad grisácea, si te sientes indefenso/a, triste, si sientes que no avanzas, que estás atascado/a, con baja autoestima, si te cuesta concentrarte, si has perdido el interés…, las esencias de bergamota, lavanda, manzanilla, incienso, geranio, jazmín, azahar, pachulí, rosa, sándalo, ylang-ylang, albahaca pueden ser tus aliadas.
Si te has quedado anclada/o a una experiencia pasada desagradable en perjuicio de tu situación presente actual, y vuelves a ella una y otra vez el incienso y el benjuí te pueden ayudar a “romper “ lazos con el pasado.
Cuando te sientas indecisa/o, confuso por algo, la albahaca te servirá para clarificar tu mente.
Si te notas demasiado sensible ante los acontecimientos de la vida, la manzanilla te puede venir muy bien para encontrar el equilibrio que falta.